Las emergencias que enfrenta la educación en Tibú, La Gabarra y otras comunidades de Norte de Santander

Catatumbo, La Gabarra, Tres Montañitas, Aguaclara y Suerera, son algunas de las comunidades que hemos visitado con Unicef Colombia en el marco del proyecto ECHO de educación en emergencias. Al igual que en otros territorios de Colombia, la pobreza, combinada con emergencias propias del contexto, han afectado la trayectoria educativa de niñas, niños y jóvenes. ¿Qué emergencias se viven en Norte de Santander y de qué manera impactan los procesos de aprendizaje en las comunidades educativas?

1. Presencia de grupos armados al margen de la ley: su presencia en el territorio conlleva a enfrentamientos que obligan a la comunidad al confinamiento y el desplazamiento. Existe además un alto porcentaje de reclutamiento infantil cuya situación se agudizó después de la pandemia.

2. Cultivos de coca: en zonas como Tibú, la economía local recae en los cultivos de coca; el aumento acelerado de estos cultivos ha dado lugar al reclutamiento de niñas, niños y jóvenes como mano de obra para trabajar como raspachines (recogedores de coca).

3. Migración: el flujo exponencial de migrantes en el territorio y la falta de regularización frente a su permanencia en el país afecta el acceso a la educación de niños, niñas y jóvenes migrantes, ya que muchos de ellos no disponen de documentación para poder graduarse y certificarse. Además, no tiene acceso a la información sobre sus derechos como migrantes, incluido el derecho la educación, incluso en situación irregular de documentación. 

4. Inundaciones: las poblaciones a las orillas del río Catatumbo y afluentes están en constante riesgo de inundación. La mayoría de las casas e infraestructura comunitaria, incluyendo los colegios son propensos a las inundaciones. Esta situación provoca desplazamientos de familias por inundaciones y deslizamientos, hecho que interrumpe el proceso educativo durante la emergencia. Los rectores y docentes señalan no tener protocolos, estrategias o metodologías para motivar el aprendizaje en estas circunstancias.

5. Deserción escolar: hay un gran porcentaje de deserción de adolescentes por embarazo a temprana edad. Adicionalmente, reclutamiento infantil se refleja también en el porcentaje de deserción escolar.  

 6. Currículos no adaptados: las instituciones etnoeducativas no tienen currículos escolares que se adapten a su cultura en términos de lengua pero también en términos de saberes y preservación de su identidad étnica. 

Frente a estas emergencias, ¿cuáles son las acciones más urgentes en el marco del proyecto? Garantizar y asegurar el acceso y la permanencia de niños, niñas y jóvenes en las instituciones educativas, así como ofrecer un acompañamiento psicoemocional para mitigar la exposición a las situaciones de conflicto. Es necesario también, crear y asegurar espacios de educación no formal y formal para las comunidades migrantes, además de ofrecer información clara para asegurar la garantía de sus derechos. Corresponde, por otro lado, reforzar el currículo de educación sexual como estrategia para asegurar la permanencia de niñas y jóvenes en las instituciones educativas, además de crear, en conjunto con las comunidades, materiales y currículos educativos flexibles adaptados a las diversas culturas.

A la fecha, se han desarrollado jornadas de formación en instituciones educativas, se ha hecho entrega de más de 2.000 materiales y recursos como juegos, maletas y libros en Cúcuta, Suerera, Karikachaboquira, La Gabarra y Tibú, entre esos, libros como «La Aldea: Historias para respirar profundo» y «Conferencia de los pájaros». Además, se han generado espacios de formación con docentes y líderes comunitarios para realizar un diagnóstico sobre las emergencias que se presentan en el ámbito educativo e incluso se ha socializado con la comunidad de Suerera el diseño de un aula para la comunidad. 

¡Quedan muchos desafíos por delante!