Traducción del primer derecho humano con indígenas Emberá Dobidá, en el departamento del Chocó

Las comunidades que viven en la rivera del río Baudó enfrentan una amenaza constante: las inundaciones. Hace aproximadamente un año, Nucidó, una comunidad Emberá Dobidá («gente de río») ubicada en el Medio Baudó (Chocó), sufrió una inundación que la obligó a desplazarse a no más de un kilómetro, a tres minutos de Puerto Meluk. Desde entonces no se ha construido una escuela y los menores de edad llevan un año sin recibir educación de manera oficial. Actualmente, en el nuevo Nucidó, viven 49 familias.

En el marco del proyecto ECHO de educación en emergencias, llegamos a Nucidó junto a Unicef Colombia para enfrentar estas emergencias y uno de los desafíos más grandes de la educación en dicho contexto: la lengua. El trabajo se ha desarrollado principalmente con cinco docentes hombres bilingües, es decir, que además de lengua emberá, también hablan español y están encargados de impartir la educación a niños y niñas. Aunque algunas mujeres también son bilingües, no son docentes porque se desempeñan en otros oficios, principalmente en labores de cuidado.

Uno de los principales ejercicios en Nucidó tuvo que ver con la lectura de Conferencia de los pájaros, un libro de Click+Clack que invita a sus lectores a explorar el Artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Pero, ¿qué significa la palabra «derecho» en español y qué significa en el idioma emberá?, ¿es posible hacer una reflexión entorno a un libro o una historia cuando las palabras no pueden ser traducidas de manera literal?, ¿compartimos las mismas palabras con esta comunidad? De esta lectura surgió una reflexión con respecto a los obstáculos de aprendizaje que enfrentan los indígenas Emberá y nació un ejercicio que detonó la reflexión y la participación de la comunidad: la traducción de español a emberá dobidá del primer derecho humano. 

El ejercicio no fue sencillo. Había problemas a la hora de ponerse de acuerdo con la gramática y esto tienen que ver con que, en términos de lengua escrita, los Emberá no tienen una gramática establecida, a pesar de que en algunas regiones se han hecho intentos por desarrollarla. Entonces, en medio del ejercicio surgían dudas sobre cómo debía escribirse una letra, dado que los Emberá tienen más vocales y la pronunciación es diferente en el alfabeto español. Otro desafío tenía que ver puntualmente con la traducción, pues esta no podía ser literal y había palabras que se desconocían por completo. Esto implicó la búsqueda constante de sinónimos y antónimos para cada palabra. Por ejemplo, en reemplazo de una palabra como «fraternidad», se elegía una palabra como «hermandad».

«Este ejercicio nos llevó a un debate de más de media hora. Al principio solo los docentes y los hombres mayores eran quienes proponían las palabras. Poco a poco, algunas mujeres comenzaron a hacer correcciones y sugerencias. Niños y niñas también participaron en el proceso. Esto concluyó con la síntesis del derecho humano y la adaptación de palabras que tuvieran más sentido para ellos», comenta Ramiro Blanco, enlace territorial y mediador pedagógico de Click+Clack.

Como resultado del ejercicio se reflexionó entorno al español, la segunda lengua de los Emberá. Se habló de su utilidad y sobre la importancia de tener conocimientos en español que se acomoden al proyecto etnoeducativo de la comunidad. El ejercicio fue todo un ejemplo de calma, paciencia, de ir sin afán y con pausa para construir, aprender y entender a los demás.

El resultado final del ejercicio fue la siguiente frase: «Todos somos iguales, seamos Emberás, negros o blancos y como somos inteligentes debemos comportarnos como hermanos».