«El río es la columna vertebral de la gente, los comunica, los protege y los amenaza»

Ómar Ángel es uno de los mediadores pedagógicos de Click+Clack que está haciendo frente a la educación en emergencias en algunos de los municipios más recónditos de Colombia. Los procesos de formación con docentes que ha liderado y los encuentros que ha vivido con las comunidades han ocurrido en varios municipios del Chocó. Le pedimos a Ómar que nos contara su experiencia con uno de esos lugares, y sobre todo, que narrara el espacio, el tiempo, las emergencias, los ires y venires de un lugar que pocos han tenido la oportunidad de conocer y reconocer.

Click+Clack: ¿Cuál es el lugar más difícil o lejano al que has tenido que ir?

Ómar Ángel, mediador de Click+Clack: Difícil, pero por tiempo, transporte, distancia etc, diría que Riosucio, un municipio de Colombia ubicado en la zona de Urabá en el departamento de Chocó

C+C: ¿Cómo se llega a Riosucio?

OA: Se puede llegar por tierra o por río. Por tierra, hay que llegar a un municipio recién creado, que hasta el 31 de diciembre pertenecía a Riosucio, llamado Belén de Bajirá, y de allí se toma UAZ (camionetas antiguas que se meten por cualquier trocha). Este recorrido dura de 1 hora y 45 minutos a 2 horas y 30 minutos, dependiendo del estado de la vía. Cuando el río se crece, no se puede tomar esta ruta porque hay pedazos de la carretera que desaparecen bajo el agua. En este recorrido el paisaje dominante son las fincas, plataneras o ganaderas. Hay varias de estas donde crían búfalos.

Por agua, se llega desde Turbo, por el norte (ruta que suelo tomar) o desde Quibdó, por el sur. Desde Turbo, la lancha (o panga, como le suelen decir en la región) se demora un poco más de tres horas, aunque el recorrido incluye parada en Bocas del Atrato para desayunar pescado frito (el pescado no está incluido en el precio del pasaje). Este tramo del río Atrato está lleno de selva, aunque en algunos puntos de la rivera se ven cultivos de plátano y maíz (es lo que alcanzo a reconocer). Hay varios caseríos, y también se ven pequeñas casitas de madera alejadas de todo. El río es la columna vertebral de la gente, les da de comer y se lleva sus residuos, los comunica con sus vecinos, los protege y los amenaza.

Generalmente llego por el río y salgo por tierra, porque cuando visito Riosucio también aprovecho para ir a Belén de Bajirá.

C+C: ¿Qué particularidades tiene Riosucio? ¿Qué emergencias enfrenta la comunidad?

OA: Riosucio es uno de los asentamientos más antiguos de América del Sur. A pesar de eso, es un pueblo que parece olvidado por el mundo. Sus calles todavía son de tierra, y puede durar varios meses inundado. En mis últimas visitas lo encontré con el río de visita y tuve que probar mi equilibrio para caminar por los tablones que montan por el medio de las calles para que la gente se pueda movilizar. A pesar de lo habitual de la escena, esto sigue influyendo en la continuidad de la trayectoria educativa de los estudiantes. Cuando llueve las clases se aplazan o se cancelan, porque caminar por los tablones resbaladizos es todo un peligro, y más teniendo en cuenta la cantidad de niños que deben transitar por estos. Las casas y las escuelas están construídas sobre palafitos, lo cuál los salva de inundarse, pero no detiene la acción del agua sobre estas estructuras de madera. Aún hay muchas casas y salones de clase construídos en madera, y estas construcciones hay que repararlas continuamente para evitar que se caigan. Hay salones temporales, que se construyeron en alguna de las emergencias de hace 15 años; aún se usan, pero representan un riesgo por tantos años de uso.

Por otro lado, se siente la amenaza de los grupos al margen de la ley. Las AGC marcaron casi todas las casas del pueblo, como queriendo advertir a propios y a foráneos quién es la autoridad. Seguramente ellos dieron permiso para que nosotros llegáramos, por eso es importante avisar a los rectores y a las autoridades de nuestras visitas con tiempo. En el trabajo sobre identificación de las emergencias no se habla directamente sobre este tema, hay un evidente veto al respecto. Solo una de las instituciones habló del peligro que corre por tener a la estación de policía al lado.

«Somos nosotros los encargados de ayudar a canalizar las emociones de los estudiantes para que se sientan en un lugar seguro»

Dina Badillo trabaja como docente desde hace más de 25 años. Hace dos años llegó a la Institución Educativa Juyasirain, ubicada en el municipio de Uribia, La Guajira, donde ha tenido la oportunidad de innovar y crear otras maneras de aprender. Dina es una de las docentes que hemos conocido en el marco del proyecto de educación de emergencias que estamos implementando Unicef Colombia y Click+Clack. Tuvimos la oportunidad de conversar en detalle con ella para profundizar en algunas de sus ideas, metodologías de aprendizaje y reflexiones.

Click+Clack: Profe, ¿por qué llegó a esta institución en Uribia?

Dina Badillo: Llegué a esta institución para cumplir un sueño, el sueño de ser parte de ese grupo de maestras que quieren formar a estudiantes de la zona rural de municipio de Uribia; esos niños y niñas que a veces sienten que no tienen la manera de cumplir sus sueños porque llegan al aula de clase y no se encuentran con un maestro que les brinde apoyo y amor. Mi motivación es esa, que ellos puedan cumplir sus sueños. Yo ya he cumplido el mío.

C+C: ¿Nos puede contar un poco sobre el enfoque transversal que tiene la institución y de qué manera participa usted desde su área de enseñanza?

DB: La institución viene trabajando diferentes proyectos. En este lugar tenemos una granja y desde ahí se trabajan proyectos transversales agropecuarios. A partir de este año se va a profundizar en el tema, se van a mejorar estrategias de cómo llevarle a niños y niñas este conocimiento para que se apropien de este que es su entorno; aquí tenemos internado, entonces los niños pasan mucho tiempo en este espacio. Concretamente, yo he trabajado en un proyecto lector con mi compañero Pedro Córdova, profesor de la institución, literato, escritor. Con él desarrollamos un proyecto que se llama «Ven y cuenta», es de su autoría, pero lo hemos implementado juntos en la institución. Ese proyecto tienen que ver con la integración y es un llamado para que los niños y las niñas cuenten las experiencias que han tenido a partir de la lectura de un libro. El proyecto se implementa desde preescolar, hasta el grado noveno. Tuvimos otro proyecto que se llama «Soy teatrero», espectacular, por medio del cual los niños hicieron dramatizaciones y una cantidad de obras artísticas que llevaron a la representación, también a partir de la lectura de libros.

C+C: Por lo visto, la lectura es muy importante en la institución…

DB: Para nosotros es muy importante que los niños amen la lectura, que amen leer, que se interesen por ver qué hay más allá, que profundicen. Y a partir de eso hemos conseguido que los niños mejoren sus competencias, no solo en el área de lengua castellana, sino de una manera transversal.

C+C: En el marco de las formaciones hemos identificado el peso aparentemente negativo de las redes sociales, los videojuegos, la tecnología. ¿Nos puede contar sobre esto y sobre cómo usted ha convertido lo que aparentemente es un problema en una oportunidad de aprendizaje? 

DB: Para nadie es un secreto que para los docentes mayores, que en esta época de mucha tecnología nos sentimos frustrados a la hora de llevarles algún tipo de contenido a nuestros estudiantes y que se apropien de ello sin sentir que es algo aburrido. Tuve una experiencia en la que estaba explicando qué eran los mapas conceptuales; yo veía a los estudiantes muy distraídos. Entonces, los había escuchado muchas veces hablar sobre un videojuego que se llama Free Fire, del cual había leído algunas cosas… que era peligroso, que en algunas partes lo prohiben. Llamé a uno de mis estudiantes para que me contara más sobre el juego. Pasó al tablero y empezó a explicar cómo se juega el Free Fire armando todo un esquema. Sin darse cuenta, acababa de hacer un mapa conceptual y todos sus compañeros acababan de aprender a hacerlo. Todos estaban contentos porque lo habían logrado. El objetivo fue convertir algo que aparentemente era negativo, tomando de ello los elementos que nos servían para convertirlo en un aprendizaje significativo.

C+C: En el marco de este proyecto trabajamos en otros territorios. ¿Qué le diría a otros docentes de otras comunidades de Colombia acerca de los desafíos de educar en un tiempo como este y en un contexto donde se enfrentan distintas emergencias?

DB: A donde quiera que vayamos siempre vamos a encontrar docentes que por corazón y vocación encuentran la manera de ayudar a sus estudiantes a construir su conocimiento. Nosotros no les enseñamos nada, nosotros estamos aprendiendo más de ellos que ellos de nosotros. Les diría que no pierdan ese amor, esa entereza y empeño para fortalecer siempre el vínculo con sus estudiantes. Cuando trabajamos en estas zonas, con situaciones de emergencia, los niños vienen con dificultades emocionales, falta de afecto; algunos incluso han perdido a sus padres y les ha tocado enfrentar situaciones difíciles; somos nosotros los encargados de ayudar a canalizar esas emociones para que se sientan un lugar seguro.

40 kits escolares para aprender a pesar de las inundaciones

Vegas del Pamplonita es una sede educativa rural de la Institución Educativa Puerto Santander, ubicada en Norte de Santander, Colombia. La escuela, situada muy cerca a la quebrada La Cochinilla, se enfrenta constantemente a emergencias por el desbordamiento del río. Solo en 2022, cuenta una madre, el cacerío donde está ubicada la escuela se ha inundado 15 veces. Cuando el río se desborda, el agua llega hasta las rodillas, hecho que dificulta la asistencia de niños y niñas a la escuela.

 

 

 

 

 

 

 

En el marco del proyecto de educación en emergencias, implementado por Unicef Colombia y Click+Clack, nos encontramos con algunas de las familias cuyos niños y niñas asisten a Vegas del Pamplonita para entregarles un kit escolar que busca ser una herramienta para hacer frente a las emergencias que enfrenta la comunidad por el desbordamiento del río. Los kits, por supuesto, no son el reemplazo de la escuela, ni suple la labor de los docentes, pero pueden ser utilizados por las familias para apoyar el aprendizaje de sus hijas e hijos cuando estos se ven obligados a quedarse en casa por largas temporadas. Habilidades socioemocionales, exploración artística, creatividad, imaginación… estos son solo algunos de los temas que pueden abordarse con los kits escolares.

 

 

 

 

 

 

 

En noviembre de 2022, entregamos 40 kits que contienen: una maleta, colores, plastilina y otros útiles escolares; libro ¡Emociónate! para trabajar el desarrollo de habilidades socioemocionales; una cartilla para aprender a dibujar pájaros, perfecta para detonar la creatividad, la imaginación y el desarrollo de habilidades artísticas.